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Instituciones, organizaciones y personas, hombres y mujeres de Ecuador y de otros países, llaman a una campaña de firmas para mostrar el rechazo contra la firma de un Tratado de Libre Comercio entre Ecuador y EEUU.

Recordar que Ecuador ya firmó un tratado con la Unión Europea, como lo hizo antes Perú y Colombia. Los tratados bilaterales son una concesión de los acuerdos regionales en desmedro de la propia integración Sudamericana.

A pesar de los principios de soberanía nacional, de resguardo de la producción local y nacional, y del carácter garantista, plasmados en la Constitución de 2008, en el año 2016 el gobierno del ex presidente Rafael Correa suscribió el Acuerdo Comercial con la Unión Europea, sumándose al tratado ya firmado por Perú y Colombia. Siguiendo la forma tradicional de operar de todos los gobiernos anteriores, el Acuerdo con la UE se hizo sin consulta y de espaldas al pueblo ecuatoriano.

Este hecho abrió las puertas para que el actual gobierno presidido por Lenín Moreno, a través de la cartera de Comercio, proponga un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. A los anuncios públicos del ministro se suman las declaraciones de los empresarios, que no contentos con haber hechos jugosos negocios en la década correista, ahora pretenden aumentar sus ganancias, con la exportación de algunos productos y la importación de producción subsidiada. La alianza público privada constituye una agresión contra el pueblo ecuatoriano, sus necesidades y condiciones, su memoria, sus luchas y sus proyectos. A lo largo de estos casi 25 años, hemos visto que de México a Argentina, el proyecto de libre comercio favorece únicamente a los intereses de las trasnacionales y unas pocas élites comerciales del continente que, a nombre del bien nacional, el progreso y el desarrollo, el empleo y la competitividad, imponen sus intereses empresariales en detrimento de la mayoría de la población empobrecida y en condiciones de desigualdad. 

Los levantamientos y movilizaciones de los pueblos y nacionalidades indígenas frente a la expoliación de sus territorios y las maquinarias extractivas transnacionales; los paros agrarios de los campesinos frente a la expulsión de sus tierras; las demandas de los jóvenes y estudiantes contra la privatización de la educación; las alertas lanzadas por colectivos culturales y barriales, sumadas a las advertencias de pueblos indígenas y afros por la conservación de su patrimonio cultural; la lucha de los trabajadores frente a la precarización y pérdida de sus trabajos; la lucha de las mujeres frente a la violencia patriarcal que se recrudece con el rompimiento del tejido común, comunitario y de vida: nos han mostrado a lo largo de estas décadas que, los tratados de libre comercio constituyen la instalación de un proyecto de muerte, injusticia y guerra.

Las experiencias de libre comercio de México, Perú, Colombia y Centro América nos muestran cómo el discurso de las élites empresariales y los funcionarios de gobierno son falsos. Ni generan más empleo, ni el que se crea es digno: promueven maquilas, precarización y sobre explotación de los y las trabajadoras. Incentivan la privatización de las áreas estratégicas del país e impiden el acceso a seguridad social, educación y salud de las grandes mayorías, que deben pagar para contar con ellos, reduciendo de esta manera, el Estado a favor de la reproducción del capital; a esto se suman las políticas sistemáticas para la exoneración de impuestos a los sectores más ricos de la economía, la pérdida de control sobre los capitales y la desregulación de la banca. Los tratados de libre comercio subordinan, expulsan y eliminan la producción nacional en manos de los pequeños productores y la economía social y solidaria que alimentan el mercado nacional y local, favoreciendo a los monopolios dominados por las grandes empresas; garantizan los intereses de las transnacionales a través del uso de transgénicos destruyendo las economías campesinas, con ellas destruye el laboratorio de la agrobiodiversidad, cultura y la soberanía alimentaria. Fortalecen la reprimarización de las economías nacionales, mediante proyectos extractivos que destruyen la naturaleza, contaminando y reduciendo la calidad y dignidad de vida de quienes habitan esos territorios. A esta mayor dependencia del mercado global y las dinámicas especulativas, se suma la necesidad de un proyecto autoritario, militarista y violento que permita la concentración de la riqueza, el empobrecimiento y la desigualdad social. Es colocar los bienes comunes, los recursos naturales, la riqueza social, el trabajo colectivo, la creatividad de las personas y el futuro de todos los pueblos a una desigual competencia y a libre disposición del neoliberalismo y sus corporaciones

Hace 25 años, las distintas organizaciones indígenas, populares y democráticas del Ecuador se movilizaron en repetidas ocasiones para impedir la suscripción del Acuerdo de Libre Comercio para Las Américas, ALCA y posteriormente contra el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Nuestra lucha logró parar este proyecto de injusticia y muerte. Sin embargo, lo que impedimos que ocurra en los años neoliberales, está teniendo lugar en estos gobiernos “progresistas”. El Tratado de Libre Comercio que hoy impulsa el gobierno, a puerta cerrada y sin participación de la población, con la euforia de sus aliados empresariales y el debilitamiento de la izquierda y los movimientos sociales, es una traición a las conquistas constitucionales a favor del pueblo ecuatoriano. Este como el acuerdo firmado con la Unión Europea son golpes contra los principios democráticos, de justicia social y de redistribución en el país, que marcarán la vida de las siguientes generaciones. Pero a diferencia del tratado con la UE, un acuerdo con los Estados Unidos, significa además la subordinación del Ecuador a las políticas imperialistas y guerreristas del Norte.

Es por eso que quienes firmamos este manifiesto decimos:

¡No al TLC con Estados Unidos!

¡No a la pérdida de nuestra soberanía popular!

¡No a la sumisión de nuestros pueblos!

¡No a las políticas imperialistas!

¡Por la unidad latinoamericana y la soberanía nacional!

Sus adhesiones a: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Organizaciones

Grupo de Trabajo Agricultura Familiar Campesina e Indígena

Observatorio del Cambio Rural

Instituto de Estudios Ecuatorianos

Acción Ecológica

 

A título personal

Alberto Zambrano, La Troja Manaba: escuela campesina de formación política y Soberanía Alimentaria, Ecuador

Alex Naranjo, Acción Ecológica, Ecuador

Anahí Macaroff, Antropóloga de la Red de Saberes, Ecuador

Cecilia Chérrez, Instituto de Estudios Ecologistas, Ecuador

Cecilia Ponce, Colectivo Agroecológico del Ecuador

Elisabeth Bravo, Acción Ecológica, Ecuador

Esteban Daza, investigador del Observatorio del Cambio Rural

Isabel Salcedo, comunicadora del Observatorio del Cambio Rural

Stalin Herrera, investigador en el Instituto de Estudios Ecuatorianos, Ecuador

Melissa Ramos, investigadora en el Sistema de Investigación sobre la Problemática Agraria del Ecuador